El programa de trasplantes del Servicio de Nefrología está paralizado desde junio de 2017. No hay inmunosupresores, antibióticos ni otras medicinas vitales para los niños trasplantados y con insuficiencia renal. ¡Queremos soluciones! gritaron los representantes.
Reporte Proiuris | @Proiuris_VE | IG: @Proiuris | Facebook: @ProiurisVE
Andreina Domínguez Urbina
Trancan calles, toman plazas, gritan consignas, cantan… Esta vez se encadenaron para reclamar la dotación de medicinas e insumos que requieren los pacientes renales del Hospital J.M de Los Ríos.
Niños y jóvenes hospitalizados en el Servicio de Nefrología del principal centro de salud pediátrica del país necesitan medicinas “¡con urgencia!”. Así lo destacaron las madres que este martes 20 de febrero protestaron en las afueras del centro médico para exigir la reactivación de operaciones de trasplantes y que se entreguen de manera inmediata los inmunosupresores que requieren los pacientes. Los representantes señalaron que la salud de sus hijos está en riesgo y otra vez gritaron: “¡No podemos esperar más!”.
Katherine Martínez, directora de Prepara Familia -organización no gubernamental que acompaña y asiste a las madres de pacientes con insuficiencia renal- afirmó que desde el 1 de junio de 2017 “no hay trasplantes”, a pesar de que esa es “la única salida que tienen los niños cuando están en hemodiálisis”.
Los padres continuarán protagonizando acciones pacíficas de calle por la salud de sus hijos| Foto: Mikel Ferreira
La falta de inmunosupresores, antibióticos, antihipertensivos, analgésicos e insumos médicos es otro de los problemas del centro de salud. “No hay quirófano desde hace un mes. Solo hay 15 máquinas dializadoras de las cuales apenas sirven 6. Eso es gravísimo. La situación general del hospital pone en riesgo la salud de estos niños que además, tienen la particularidad de ser inmunosuprimidos”, agregó.
En el Servicio de Nefrología del J.M. de Los Ríos se atienden diariamente a 60 niños de todo el país, “solo en consulta, porque en hemodiálisis solo pueden atender a 20 cada mes. No hay capacidad y es lamentable” señaló Martínez.
La activista aseguró que los representantes de niños trasplantados se las están “viendo muy mal” porque sus hijos no están recibiendo los inmunosupresores y corren peligro de perder sus órganos. “Por eso decidieron encadenarse en las puertas del hospital porque realmente, la situación es grave en el servicio de nefrología. Necesitan ser escuchados”, dijo.
Temor por sus hijos
Delfa Pascual es madre de Jessica Prieto, una joven de 17 años de edad que padece de insuficiencia renal desde hace ocho años. Teme que la salud de su hija se complique ante las “graves fallas” que persisten en el J.M. de Los Ríos.
“En estos momentos no hay líneas de adulto juvenil. A mi hija la están dializando con líneas de niños y ella tiene 17 años. Aquí no hay ni siquiera inyectadoras, kit de hemodiálisis, ni catéteres”, dijo y lamentó que hoy, 20 de febrero, tuvo que subir a su hija a la Unidad de Nefrología en sus brazos, “el ascensor está dañado”, dijo entre lágrimas.
“¡¿Qué quieren que haga? No puedo quedarme encerrado esperando una respuesta que nunca llega!”, exclamó Carlos Falcón, padre de Carlisbeth Falcón, una niña de 11 años con transplante de riñón.
Carlos Falcón, padre de una niña trasplantada de riñón, exigió respeto a la vida y a la salud | Foto: Mikel Ferreira
Hizo una exigencia al Ministerio de Salud y las autoridades competentes: «Traigan los medicamentos en este momento para que mi hija se los tome y que de esta manera yo, como papá, tenga la tranquilidad de que el órgano de mi hija va seguir con vida».
Desde el pasado domingo Carlisbeth, quien ha sido operada en dos oportunidades, no recibe tratamiento anti rechazo por lo que ha presentado vómitos constantes. “Llevamos dos años en esta batalla luchando diariamente. Nosotros creemos, y así está consagrado en la Constitución, que la salud es un derecho que debe ser respetado”, aseveró.
La protesta que duró solo una hora no será la última. Los familiares de los pacientes aseguran que continuarán protagonizando acciones de calle pacíficas, que seguirán marchando, gritando, encadenándose para clamar por lo que consideran lo más importante para ellos: la vida de sus hijos. “No tengo miedo de estar en la calle. Por la salud de mi hijo lucharé los días que sean necesarios” sentenció Ligia Chacón, madre de un joven con trasplante de riñón.