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El gobierno se desentiende de los migrantes venezolanos

El internacionalista Oscar Hernández destaca que la movilidad humana implica una responsabilidad compartida entre los países de origen, tránsito y destino. Lejos de estigmatizar la migración, indica que los migrantes aportan 10% del PIB mundial

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Arturo Guillén

Responsabilidad compartida. Es una noción, basada en el sentido común, que indica  que la migración es un asunto que deben atender tanto el Estado receptor, como el Estado de origen; e incluso el o los Estados de tránsito.

Para el internacionalista Oscar Hernández Pernalette, el gobierno venezolano actúa como si no tuviera nada que ver, a pesar de que la migración forzada tiene como principal causa la emergencia humanitaria compleja que afecta a todos en el país, pero particularmente a los sectores de la población más empobrecidos.

“El fenómeno de la migración venezolana se ha dado en un contexto de lucha política interna y, por tanto, no ha habido ningún tipo de solución por parte del gobierno venezolano ni ayuda a los países que reciben a los miles de migrantes de la nación”, expuso.

 “El Estado venezolano ha evadido la responsabilidad compartida y los países que reciben a los inmigrantes han tenido que adoptar medidas. En Chile, por ejemplo, se ha establecido que lleguen venezolanos de acuerdo a las necesidades que tiene el país suramericano y así hacer una especie de filtro”, aseveró.

El 29 de julio, en una entrevista en Televen, el ministro de educación  Elías Jaua admitió que la fuga de talento, en este caso la de profesores calificados, ha afectado el sector universitario. «No podemos negar que hay un impacto de la migración en ese sector”, manifestó.

Hernández apuntó que “la diáspora ha demostrado que ayuda a los países debido a que las personas vuelven mejor preparadas para contribuir al desarrollo de la nación. Sin embargo, en este momento golpea con fuerza al país porque se va gente productiva. Le ha hecho daño a la nación”.

Un problema de toda la región

La migración venezolana hacia países de Latinoamérica como a otras naciones del mundo inició hace 20 años. Hernández señaló que desde  1998 han emigrado 4.000.000 de venezolanos que se reparten en los cinco continentes.

Explicó que en la primera oleada emigraron inversionistas y empresarios; en la segunda, en 2008, se fue buena parte de la clase media y media-alta, en la que había profesionales calificados y se denominó fuga de talento; la tercera, y hasta los momentos última oleada, se han ido del país  personas de las clases populares.

“Los emigrantes alrededor del mundo han contribuido al crecimiento de los países donde llegan. Contribuyen al 10% del PIB mundial”, dijo. Las primeras oleadas de venezolanos, tanto empresarios como profesionales con un alto grado de preparación, han favorecido a otras naciones a su desarrollo. No obstante, la fuga de talento y la última oleada de migrantes venezolanos han afectado a los países de la región y a Venezuela.

Las autoridades brasileñas informaron que hasta julio de 2018 han ingresado en Brasil 50.000 venezolanos y que cerca de 400 personas cruzan a diario  la frontera en La Línea hacia el país amazónico. El estado de Roraima, donde los venezolanos llegan al huir de la situación en Venezuela, es uno de los más pobres de Brasil. Por ello, las autoridades han advertido que el sector industrial en Boa Vista, capital del estado, es prácticamente inexistente y que la fuerza laboral se concentra en los servicios públicos. Esto ha causado que muchos no encuentren trabajo y ocupen plazas públicas. Debido a este reciente contexto, el gobierno brasileño ha trasladado a migrantes venezolanos hacia otras ciudades del país.

En Colombia, hasta julio del presente año, las autoridades migratorias  contabilizaron 870.093 venezolanos en ese país. Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola), muchos de los migrantes terminan en trabajos en el que los explotan laboralmente y, además, reclutados por grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional.

Hernández señaló que en varios países latinoamericanos como en Perú, Colombia y Brasil ha habido actos de intolerancia contra los venezolanos. “Sin embargo, no los llamaría xenofóbicos. En todas las naciones se han vistos grupos minoritarios de personas que están en contra de la migración. La mayoría de la población acepta y ayuda a los migrantes venezolanos”, afirmó.

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