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Aimee Zambrano: En Venezuela existe un machismo naturalizado e invisibilizado

La antropóloga determinó que en la mayoría de los casos de feminicidio las víctimas y sus agresores tenían una relación cercana. Advierte que no basta una ley para prevenir, investigar, juzgar y sancionar la violencia de género
Reporte Proiuris
Marialin Lacourt Juliac

A pesar de que en Venezuela existe una Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, no hay una política pública integral que garantice la cabal aplicación de las normas. Aimee Zambrano, antropóloga y miembro de la plataforma Utopix, comienza por advertir que el primer desafío es vencer la opacidad sobre el incremento de los homicidios en Venezuela.

Zambrano recuerda que desde 2016 no hay registros oficiales de feminicidios registrados en el país. Ante este vacío de información, Zambrano desarrolló una investigación a partir de los casos de feminicidios reseñados en medios de comunicación, entre enero y diciembre de 2019. Entre los hallazgos destaca que al menos 171 mujeres fueron asesinadas durante ese período por el simple hecho de ser mujer y que en la mayoría de los casos el agresor resultó ser alguien con un vínculo con la víctima, como familiares consanguíneos y no consanguíneos, además de exparejas.

En segundo lugar, la experta menciona la falta de formación en materia de feminicidio de funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado y entidades receptoras de denuncias y demás personal al que acuden las víctimas para formular sus denuncias. A este panorama se le añade la desinformación por parte del Estado que desde 2016 no publica cifras sobre casos de feminicidios registrados en el país.

Continuará el monitoreo de prensa durante 2020 con el objetivo de contribuir a visibilizar los casos y fortalecer acciones de exigibilidad y justiciabilidad desde la sociedad civil, particularmente las organizaciones dedicadas a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas.

Asistencia condicionada

La antropóloga hizo especial énfasis en que la ley que ampara a las mujeres en Venezuela tipifica 21 tipos de violencia contra la mujer y además sostiene que movimientos de mujeres y feministas pueden hacer seguimiento a los casos, brindar acompañamiento e incluso formular denuncias.

Sobre la falta de formación en materia de feminicidio de funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado y entidades receptoras de denuncias, Zambrano lamenta que cuando familiares, movimientos de mujeres o miembros de consejos comunales están dispuestos a acompañar a las víctimas suelen encontrarse con obstáculos que incluyen códigos de vestimenta: “Si la mujer víctima de violencia de género lleva un escote o minifalda no les permiten hacer la denuncia”.

“Cuando el caso está en Fiscalía muchas veces las mismas mujeres son quienes tienen que hacer entrega de las órdenes de protección y de las boletas de citación al agresor; algo que debería hacer el mismo sistema para no revictimizarlas ni exponerlas a mayores peligros”, considera.

Otra circunstancia que aumenta la situación de vulnerabilidad de las mujeres que son víctimas de violencia en el país es que en Venezuela no hay casas de abrigo, lugares donde las víctimas pueden mantenerse a reguardo cuando se trata de agresiones extremas que podrían desencadenar en feminicidios.

Romanticismo y naturalización del crimen

Gracias a la investigación que realizó Zambrano se obtuvieron importantes hallazgos, como la diversidad de las víctimas de feminicidios, entre ellas niñas, madres, jóvenes y mujeres de edad madura, así como el parentesco o vínculo que tenía el agresor con la víctima.

“Esto refleja la construcción machista y patriarcal del cuerpo y de la vida de las mujeres; esa creencia de que el cuerpo de la mujer le pertenece al hombre y que puede llegar al punto de matarla”, concluye.

Otro dato que se obtuvo es que cuando ocurre un feminicidio, que es el último eslabón de la cadena de violencia, es porque “se trata de una situación que venía creciendo poco a poco”, explica.

En su opinión, los altos índices de violencia contra la mujer en el país responden a que existe un machismo naturalizado e invisibilizado. “Muchos medios de comunicación intentan justificar la muerte de las mujeres hablando de crímenes por celos y crímenes pasionales”.

La antropóloga ve con preocupación el matiz romántico que se le da a ciertos tipos de violencia, como aquella que se comete a partir de los celos y que se manifiesta en prohibiciones e imposiciones que son muchas veces desestimadas y naturalizadas, y suelen ser el comienzo de una serie de agresiones previas al feminicidio.

Zambrano considera que en lugar de revictimizarlas, los medios de comunicación deberían hacer su aporte a través de campañas “para visibilizar la violencia machista, educar en torno a los tipos de violencia que se han naturalizado e informar sobre los mecanismos para formular una denuncia”.

Comentó que muchas mujeres no saben cómo denunciar a su agresor ni a dónde acudir cuando son víctimas de violencia y menos cómo montar el expediente. “Muchas veces el caso se archiva porque el expediente no está bien estructurado”, acotó.

A su juicio, la prevención de la violencia de género debe fundamentarse en políticas públicas integrales: “Esta es una labor que comienza desde casa, educando a nuestros niños en relación con el tema de la violencia y cómo se construye la masculinidad”.

¿Qué hacer ante un caso de violencia?

La especialista recomienda acudir en primera instancia a una estación de la policía o de la Guardia Nacional Bolivariana y hace énfasis en que la flagrancia puede considerarse como tal incluso pasado un día desde la agresión.

De acuerdo con la ley, las víctimas pueden ir solas o acompañadas a hacer la denuncia, incluso puede hacerla un tercero, un familiar o una organización. Luego se emite una orden de protección y a partir de allí se hace el levantamiento del expediente.

Detalla que si el agresor es un familiar o pareja que convive con la víctima, es el victimario quien debe abandonar el lugar.

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