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Las mujeres le imprimieron fuerza a la exigencia de libertad

Desde Caricuao hasta Petare, miles de venezolanas se acercaron a la concentración de este 23 de enero en apoyo a la nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional, encabezada por Juan Guaidó 
Reporte Prouris
Erick S. González Caldea

Las voces de Mary Ramuy y su hermana Amelia se unieron en el emocionante canto del Himno Nacional, luego de la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino del país, durante la manifestación convocada este 23 de enero, en la plaza Juan Pablo II. Juntas sostenían una la bandera de Venezuela. “Es un orgullo tenerla en mis manos. Esta bandera representa mi país y mi lucha por la libertad”, enfatizó Mary.
La dirigencia política de la oposición destacó lo que podrían verificar todos los que presenciaron la manifestación contra el régimen de Nicolás Maduro: que las calles de Caracas se llenaron de gente y que las mujeres fueron protagonistas de esta gesta por la recuperación de la democracia en Venezuela.
Miles de personas caminaron por las avenidas Libertador, Francisco de Miranda y Casanova para concentrarse frente a la tarima ubicada a pocos metros de la Plaza Juan Pablo II. La algarabía aumentaba con cada una de las consignas que vociferaban los participantes de la concentración. “Fuera Maduro”, “No queremos bolsa, ni queremos Clap, queremos que se vaya Nicolas”, coreaban a lo largo de la manifestación, que se extendió por todas las calles y avenidas de Chacao.
A las 10:30 am, Belcy Berrios, de 40 años de edad, estaba junto a su grupo de amigas frente a la Torre Exa, en la avenida Libertador. Usaba una camisa blanca adornada por unas arepas, hallacas y un plato de pabellón criollo hecho con algodón. Vivaz y sonriente expresó estar contenta con que se hiciera la convocatoria para exigir que Nicolás Maduro abandone su cargo como mandatario nacional.
“Vengo desde Los Teques. Allá tenemos muchos problemas por la falta de transporte y servicios básicos como el agua. De verdad, quiero que mis dos hijos tengan un mejor futuro en este país. Ya basta. Necesitamos un cambio”, dijo Berrios.

Berrios manifestó que «es momento de un cambio de gobierno» | Foto: Erick S. González 
Eran las 11:00 am cuando Guisel Quijano y Emma Salazar llegaron a la concentración, luego de caminar 17 kilómetros desde Montalbán, esquivando la represión por parte de los funcionarios policiales en El Paraíso, para ver la juramentación del diputado Guaidó. Cada una sostenía dos papagayos tricolores.
“Tuvimos que esquivar los piquetes de la Guardia Nacional que estaban en el Paraíso. No dejaron pasar a la gente que venía de Caricuao. Apenas nosotras logramos llegar hasta Chacao”, sostuvo Quijano.

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La emergencia humanitaria en Venezuela tiene cara de mujer. Así lo han documentado diversas organizaciones no gubernamentales de derechos humanos en el país. Durante la concentración de este miércoles muchas venezolanas demostraron su descontento ante la imposibilidad de garantizar la alimentación y la salud de sus familias.
Para Rosa Angélica Martínez, de 45 años de edad, la ineficacia del Estado en su deber de garantizar bienes y servicios esenciales se siente a diario en los hogares del barrio Unión de Petare. “No se consigue nada y lo poco que se encuentra está muy caro. Este gobierno ha sido indolente con su pueblo”, sostuvo mientras mantenía su pancarta en el aire con el mensaje: “Venezuela tiene hambre”.
Pasaban las horas y más y más personas llegaban a la concentración. Aproximadamente a las 12:30 pm, cuando el segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional, Stalin González, recordaba a los participantes el poder de la perseverancia, dos jóvenes estudiantes, una de Derecho y la otra de Comunicación Social, bajaron hasta la avenida Libertador para tomar un respiro.
Abigail Hernández, de 20 años, estudia para graduarse de periodista, en un país donde el derecho a la libertad de expresión y de información es violado todos los días por el Estado. En sus planes no está emigrar de Venezuela, pues ella asegura tener un papel importante en la reconstrucción del país.
“Hoy vine porque es mi deber como ciudadana. Siento que tenía que estar presente, porque es lo correcto. Aquí nuestras libertades están privadas por la opresión de ese gobierno usurpador”, señaló la joven.
Junto a Hernández estaba Yulli Suarez, de 23 años, estudiante de Derecho en la Universidad Metropolitana. A pesar del agobiante calor, sonreía. Suárez tampoco se quiere ir de Venezuela. “Es doloroso saber que en el país no hay medicinas ni oportunidad de crecimiento. Aun así, quiero quedarme para reconstruir mi país”, señaló.
“¡Fuera Maduro!” gritaba a todo pulmón Elizabeth Salazar, de 64 años de edad, a pocos metros de la tarima. Cada vez que pasaba uno de los diputados de la Asamblea Nacional le daba su bendición con el cariño que caracteriza a cualquier abuela de Venezuela. Con un rosario en el cuelloy una gorra tricolor se plantó frente a la tarima donde hablaría Juan Guaidó.

Elizabeth Salazar desde temprano se concentro junto a miles de manifestantes para exigir respeto a los derechos constitucionales | Foto: Erick S. González 
En 2012, asesinaron a uno de sus hijos por resistirse a un robo. Al año siguiente, su hija emigró a España. “Quiero que se vaya Maduro, para poder ver a mis nietos que están en el extranjero. Vine a la protesta porque quiero un mejor futuro para mis hijos y nietos”, señaló Salazar.
Oselia Aguado alzaba los brazos tratando de alcanzar el cielo con la intención de mostrar un cartel con el nombre de su hermano, Williams Aguado, un médico cirujano detenido desde el 15 de enero de 2018, por funcionarios de seguridad del Estado, por estar presuntamente involucrado con el caso del fallecido Oscar Pérez.
Aguado también estaba cerca de la tarima para llamar la atención sobre la situación de su hermano, detenido en la cárcel militar de Ramo Verde, uno de los 278 presos políticos del país. Le hacía señas a todo el que pasaba. “Mi hermano tiene un año en Ramo Verde por un hecho aislado y arbitrario. Él es médico cirujano. Le hicieron la audiencia preliminar, pero no se ha efectuado el juicio. No quiero que la gente olvide su caso, que se olvide de él”, explicó.
Como pudo le pasó una copia del cartel a uno de los convocados de la tarima, con la esperanza de que el nombre de su hermano también forme parte del discurso de las nuevas autoridades de la Asamblea Nacional sobre los presos políticos. “Nuestra familia exige justicia”, manifestó.
María Pérez celebró la multitudinaria manifestación y también se juramentó junto con Guaidó. Tiene 20 años de edad y estudia Ingeniería en la Universidad Simón Bolívar. Con mucho detalle, relató el deterioro de las instalaciones de su universidad y el agotador proceso de trasladarse a diario hasta su alma mater por las fallas de transporte.
“La universidad está en muy mal estado. No hay agua, muchos servicios de Ingeniería no funcionan por la falta de presupuesto. La USB era una cúspide de la educación, que ahora pasa por un momento muy desolador”, enfatizó Pérez.
Desde las 10:00 am hasta las 2:00 pm, la jornada se llevó con tranquilidad y paz. Sí, hubo gritos, pero de alegría. No llovió hasta que se acabó la concentración y todos pudieron regresar a sus casas. Fue otra marcha, más pausada y donde se compartía la sensación del deber cumplido. Las hermanas Ramuy seguían ondeando la bandera nacional.

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