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La ayuda humanitaria no llega al J.M. de los Ríos  y siguen muriendo niños

Cuatro niños y niñas fallecieron en menos de 20 días por la falta de insumos médicos y tratamientos oportunos para salvar sus vidas. Todos estaban en la lista de espera para recibir un trasplante de médula
Reporte Proiuris
Erick S. González Caldea

Para muchas familias la espera en el  Hospital de Niños J.M. de los Ríos es un angustioso descuento de días que se aproxima más a la muerte que a la vida. Ser paciente (tener paciencia) en medio de tanta calamidad e indolencia estatal parece una exigencia injusta.

Mariana tiene seis años de edad y sufre de leucemia. Desde octubre de 2018, cuando le diagnosticaron la patología, es atendida en el hospital José Manuel de los Ríos, en Caracas. Su madre, Adriana Avenuco, teme que la niña requiera un trasplante de médula como solución final para el cáncer: “Si le piden un trasplante de médula, mi hija fallecerá esperándolo. Prefiero llevármela de aquí”.

Los temores de esta madre no son infundados. 30 niños, niñas y adolescentes del J.M de los Ríos están en la lista de espera para un trasplante de médula y cuatro han fallecido en este mes de mayo.

La mañana del domingo 26 de mayo, murió Erick Altuve, de 11 años. “Tenía ocho años en la lista de espera para un trasplante de médula. Nunca llegó, ahora mi hijo está muerto. La esperanza de que viviera una vida plena se desvaneció ese domingo”, relató Gilberto Altuve, padre del niño, la mañana de este lunes 27 de mayo, a las afueras del hospital, durante una protesta contra la ineficiencia del Estado venezolano para garantizar la salud y la vida a los más pequeños.

Erick tenía un linfoma no Hodgkin, diagnosticado hace ocho años. El último mes que vivió en el hospital lo hizo sin antibióticos ni aire acondicionado. “La decadencia del hospital es increíble. Solo los que vivimos aquí nos damos cuenta de cómo todos los servicios se han deteriorado. Los desayunos consisten en arepas viudas. Solo caraotas para los almuerzos. Y lo peor: las salas están contaminadas de bacterias”, denunció Altuve.

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Otros tres menores de edad murieron en menos de 20 días. Giovanni Figuera, de 6 años, falleció el 6 de mayo. Le siguió Robert Redondo, de 7 años, que murió el 23 de mayo. Y el sábado 25 de mayo,  Yeiderbeth Requena, de 8 años, dio su último suspiro. 

Final fatal

“Los cuatro niños que fallecieron estaban en la lista de espera para recibir un trasplante de médula. Estas operaciones dependen del financiamiento ofrecido por PDVSA. No ha habido respuesta y los niños siguen muriendo”, explicó Huníades Urbina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría.

Urbina denunció que las unidades de quimioterapia están paralizadas desde hace dos semanas por la falta de aire acondicionado, esencial para garantizar la esterilización y poder hacer el tratamiento correctamente. También dijo que faltan unidades de hemodiálisis, sangre y plaquetas. “La semana pasada solo les regalaron una bolsita con acetaminofén y uno que otro antibiótico tipo uno a las madres y padres del J.M. de los Ríos. Eso no es suficiente”, señaló.

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En cuanto a la ayuda humanitaria, que comenzó a ingresar a  Venezuela a principios de abril, Urbina explicó que al principal centro de salud pediátrico del país no ha llegado ninguno de los donativos prometidos por la Cruz Roja. “En el J.M. de los Ríos necesitamos con urgencia estos suministros.  No han sido transparentes con la distribución de los donativos. Además, solo se han reunido con personal del gobierno. Están faltando con el principio de no partidización”, sostuvo.

Ni uno menos

Juan Acosta tiene 9 años de edad, es un muchacho alto, moreno y, como enfatizó su madre, vivaz. A los seis meses de edad le diagnosticaron Anemia drepanocítica severa. Desde 2017 espera por un trasplante de médula. “Las perspectivas las veo opacas, pero confió en Dios para que mi hijo se salve y crezca”, señaló Zuleica González, madre del muchacho.

Denunció que desde hace tres semanas a los niños no le realizan las quimioterapias en el hospital, por las fallas del aire acondicionado. “A mi hijo le tocan unas orales, pero igual estoy muy preocupada por la vida de los demás. Esta situación es muy dura. No queremos perder más niños”, sostuvo.

Andrew Pérez tiene 4 años. Hace ocho meses le diagnosticaron leucemia. Su padre, Jeffrey Pérez, lucha para conseguir medicinas y alimentos para el niño. En el J.M. de los Ríos no le ofrecen ni una cosa ni la otra. Ya no haya a quien pedirle ayuda y agradece a otros padres y madres que le han donado medicamentos, luego del fallecimiento de sus hijos.

“En el J.M. de los Ríos nosotros tenemos que pagar todo. Desde las quimios hasta los antibióticos. Tengo miedo de que mi hijo se descompense con las quimios y tenga que ser trasladado a emergencia donde todo está contaminado con bacteria. El hospital no está en condición para atender a los niños”, señaló Pérez.

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